Pelo oscuro, comprometido con la causa y mortalmente
engañoso. Es el líder de los Argonautas, un grupo de guardianes de élite que
defienden el reino inmortal de las amenazas del Inframundo.
Desde el momento que entró en el club, Casey supo que ese
hombre era diferente. Los hombres como él simplemente no existían en la vida
real —sedoso cabello largo hasta los hombros, pecho increíblemente amplio, y
una actitud depredadora que supuraba oscuridad y peligroso. Estaba buscando
algo. A ella.
Era la única. Tenía la marca. Casey tendría que morir para que su especie pudiera vivir, y era deber de Theron cumplirlo. Pero incluso como descendiente de Hércules, no era lo suficientemente fuerte como para resistir la atracción de sus insondables ojos, para arrancarse a sí mismo lejos del calor de su cuerpo.
El más temido de todos los Guardianes Eternos. Se rumorea
que no se le puede matar, y siempre lucha como si no tuviera nada que perder.
Pero como descendiente del famoso héroe Aquiles, debe tener alguna
vulnerabilidad… en alguna parte.
Las fuerzas de los demonios se han reunido y roto las
barreras que separan el Inframundo del mundo terrenal. Ahora más que nunca los
Guardiane Eternos son necesarios para proteger, tanto su reino como el humano.
Zander no puede permitirse el lujo de pensar en lo que podría haber pasado con
la fascinante curandera que una vez consideró su alma gemela. Pero con la
enormidad de la eternidad extendiéndose ante él, no puede dejar que vaya
pasando el tiempo sin la única mujer que le hace sentir vivo. Tal vez ha
encontrado su debiloidad después de todo…
Es el gigantesco y meditabundo guerrero que sus compañeros
Guardianes evitan. Demasiado oscuro. Demasiado peligroso. Y considerando su
herencia, sabe que es mejor que se mantenga alejado de todos sus compañeros de
armas.
Isadora ha desaparecido. Las palabras tamborilean
frenéticamente en su cabeza. Para su propia protección, Demetrius ha hecho todo
lo que podía para evitar a la frágil princesa, su compañera del alma. Y ahora
ella se ha ido… ha sido secuestrada. Para recuperarla, tendrá que regresar al
oscuro palacio que siempre ha rechazado en su alma.
Cuando los daemons devastan el reino humano y su lealtal
hacia los Guardianes es puesta a prueba definitivamente, Demetrius se da cuenta
que Isadora es más fuerte de lo que él pensaba. Y el dejar finalmente que ella
entre en su corazón puede ser la única manera de salvarlos a ambos.
Para la mayoría de él es un enigma, un pícaro diablo que
hace lo que quiere cuando quiere. Ahora bien, esta bomba de relojería es parte
de los Guardianes Eternos -una élite de guerreros encargados de proteger al
reino de los humanos- le guste o no.
Orfeo tiene un solo objetivo: rescatar a su hermano del
Inframundo. Él no está esperando que una mujer se atraviese en el camino. En
especial, no una sirena tan hermosa como Skyla. Él no tiene idea de que es una
asesina enviada por Zeus para seducirlo, atraparlo, y a continuación y en
última instancia, acabar con él.
Sin embargo, Skyla misma podría ser la que más tiene por
perder. Hay una razón por la que Orfeo se siente tan familiar con ella, una
razón por la cual su cuerpo lo anhela. Tal vez él no es el hombre que todo el
mundo piensa… La verdad podría revelar un secreto mortal tan antiguo como los
propios Guardianes Eternos.
Honorable, leal, confiable… corrompido.Era el supremo
guerrero antes de que su reclusión en el Inframundo lo cambiara de maneras que
él no podía ignorar.
Ella lo llamaba. «Ven a mí. No puedes resistirte».
Pero Gryphon no permitiría que le gobernaran los insidiosos
susurros en la cabeza. Y sólo hay un modo de detenerlos:
Matar a Atalanta, la diosa que lo esclavizó.
Pero con tanta oscuridad dentro, no puede estar seguro de lo
que era real. Incluso los Guardianes Eternos, los protectores de los reinos de
los humanos y los dioses, quieren exiliarle.
Encontrarse con Malea es como un milagro.
De algún modo no siente la atracción de la oscuridad cuando
la tiene cerca.
Y está decidido a mantenerla lo más cerca posible, tanto si
ella quiero como si no.
Pero ella es una tentación que pondrá a prueba cada pedacito
de control que aún le queda.
Una que en última instancia puede tener el poder de enviarle
de regreso al Inframundo…
o liberarlo de sus cadenas para siempre.
Para la mayoría su don parece ser una bendición, pero para
él es una maldición que los demás Guardianes Eternos esos que protegen el reino
mortal de las amenazas del inframundo buscan explotar. Uno que con mucho gusto
cambiaría por la oportunidad de ser libre.
Obsesionado. Su toque es como una droga. Desde el momento en
que la conoció. Titus supo que era diferente. Incluso peligrosa. Aunque sus
hermanos guardianes están convencidos de que Natasa trabaja para Hades.
Titus no puede dejar de pensar en ella. No puede dejar de
fantasear con ella. No puede dejar de anhelar lo único que sabe que podría dar
lugar a la caída de su mundo.
Poseído. Frente a detener a Natasa o unirse a lo que busca
ella, Titus cae en la tentación y se ve inmerso en un mundo de lujuria, engaño
y traición mortal diseñado por los dioses. Su toque únicamente el de ella lo
libera de sus obligaciones, pero el deseo sólo puede condenarlo. Porque antes
de que termine tendrá que decidir qué es más importante: El deber y el honor
hacia aquellos que él juró defender, o una mujer que muy bien podría ser la
mayor maldición para todos ellos.
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